Creo que lo damos por sentado, porque nos enseñaron a escribir gratis. A veces lo gratuito no es valorado. Pero nadie que realmente tenga una lejana idea del poder de la palabra debería darlo por sentado, se trata de una magia tan grande, de un poder tan maravilloso, que increíble es que no lo usemos mejor.
Es triste no saber, pero más triste es no preguntar
En el caso de los que escribimos para ganarnos la vida tenemos una infinidad de herramientas para realizar nuestro trabajo: ordenador, procesadores de texto, correo, correo electrónico, autoresponders, bolígrafos, gomas, papel. La verdad es que todos estos cacharros me encantan, pero son la parte superficial del trabajo del escritor.
La parte profunda del trabajo se lleva a cabo cuando pensamos en nuestros lectores, en sus autenticas necesidades, esperanzas y deseos. A veces cuando tengo que escribir un texto de venta me pregunto si realmente mejorara la vida de mis clientes si compran el producto que ofrezco, en muchos casos la mejora puede ser superficial como mucho.
Hay que ganarse la vida escribiendo y vendiendo unos determinados productos, completando unas cuotas, teniendo unos mínimos de conversiones. No es fácil, se trata de tener unos valores, lo difícil es respetarlos. La decepción del comprador es un sentimiento universal, ninguna de las promesas que hagamos se puede cumplir, ningún objeto material puede cubrir necesidades espirituales o emocionales.
Pero esto es lo que hace la publicidad. Entra un hombre atractivo a una habitación y se fija en una hermosa melena, es una mujer que usa cierta marca de champú. El deseo emocional que se vende es: atractivo, compañía, belleza, amor? sexo?…
Nadie va a curar su soledad comprando champú, nadie va encontrar mejores amigos por el pelo, la belleza… depende de muchos más factores que tener el pelo limpio. Sin embargo, ese anuncio que vale millones de dólares va a generar millones en ventas con una promesa falsa, nada físico puede cubrir una necesidad emocional. La promesa no tiene que ver con el producto, si no con las emociones del cliente. Manipulación.
Palabras
Vuelvo al poder de las palabras. ¿Vende más una promesa verdadera o una falsa?
Dos titulares:
- Pelo un 37% más limpio que con otras marcas
- Pelo más sexy, te miraran más
Las dos promesas son falsas, nadie te puede prometer un grado exacto de limpieza, ha demasiados factores. ¿Qué es un pelo más sexy? más limpio si acaso, más sexy, como cumplo mi promesa. Pero tengo la impresión de que venden mejor los textos emocionales, que los reales. No puedo garantizarte que te miren más. Pero esa es la promesa.
Las promesas emocionales funcionan porque acuden a nuestros deseos más básicos y primarios. Dinero fácil, sexo fácil, estatus fácil, inteligencia fácil, belleza fácil. La siguiente promesa nunca vendería nada:
- Ven a este gimnasio durante 5 años y ten la tableta de Ronaldo
Tampoco es verdadera porque se olvida de la dieta, genética y otras cosas que no vienen al caso. Pero no funciona, porque implica un esfuerzo racional asistir 5 años a un gimnasio, hacer dieta y pagar un precio. El precio es el que no queremos pagar, el precio de verdad. Preferimos gastarnos 100€ en una dieta milagrosa que, pagar el precio real de entrenar, comer y perseverar para estar como nos gustaría. Facebook Autoresponder.
Verdad y emoción
Un producto verídico y emocionalmente poderoso es difícil de encontrar. Se puede emocionar a la gente con titulares potentes y trillados. Que se lo pregunten a cualquier jefe de campaña político. Siempre mienten, siempre, pero le mienten a las emociones de la gente, a la parte de la gente que quiere algo fácil…
Encontrar un producto, sentirse emocionado, hablar al corazón de la gente con la verdad, es un privilegio raro en estos días. Me gusta el eslogan de: Coca cola, 80 (¿?) años hidratando a la gente. Agua con azúcar, es verdad. Pero su publicidad también busca llegar a las emociones. Es la eterna pelea entre características y beneficios.
Recurso recomendado: Instagram auto responder